lunes, 1 de julio de 2013

La ciencia de la organización de eventos, hablemos en serio

Me temo que no va ayudar nada a que la comunidad científica acepte que se puede desarrollar una verdadera ciencia, como se entiende como tal, el estudio analítico del protocolo y sus actividades relacionadas, la desaforada invención que han puesto en marcha determinados sectores privados relacionados con este mundo. Ni todo es ciencia ni todo puede ser considerado ciencia. Un zapatero puede ser un excelente componedor de calzado, pero lo suyo no es una ciencia, sino una habilidad o si se quiere, hasta un arte menor o artesanía…Un organizador de bodas puede ser un excelente gestor de las contratas para estos menesteres, pero eso no tiene ciencia, ni es ni será una ciencia.

Están realmente desbocados. Lo más insólito, es que desde planteamientos comerciales y de marketing se pretende abanderar, qué digo, ser los creadores de una doctrina, en la que invocan sin rubor términos como universitario y científico. Como se sabe, hay dos grandes corrientes de pensamiento en torno a la ciencia. El más común la define como un conocimiento racional, probable, verificable, cierto, obtenido mediante un método sistemático. Otros autores añaden como variable la posibilidad de error. La sociedad avanza a partir del conocimiento científico, pero sobre, las ciencias sociales, no sin infalibles.
La ciencia, la ciencia social, explica y analiza los sucesos sociales, extrae conclusiones y formula modelos. Descompone los hechos y trata de explicarlos metódicamente. Pero no es un cajón de organizador de eventos donde vale todo. No.

Yo me pregunto si a alguien con sentido común se le puede ocurrir que vaya a desarrollarse una ciencia sobre la organización de bodas, la organización de un concierto de rock o cosas semejantes. A las diferentes ramas de las Ciencias de la Comunicación les cuesta mucho trabajo avanzar y consolidar sus posiciones en el universo del conocimiento. Venir ahora con pamplinas, para dar cobertura científica a lo que no pasan de habilidades más o menos operativas denota el grado de desquiciamiento que reina en algunas entidades que cada día inventan un producto nuevo.
¿Se imaginan una tesis doctoral que se titulara: “Epistemología de la boda. El banquete nupcial y sus variantes socioculturales. Del merengue a la nata montada”.

Otro título “Heurística de los Premios Goya. El largo de falda de las actrices como elemento determinativo de mensaje postmoderno”
Y todavía un tercero: “El discurso presidencial en el almuerzo de la junta general de una sociedad por acciones. Prosodia y casuística del balance como género literario”.

Vamos a ser serios.

 

 

 

 

 

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