sábado, 2 de marzo de 2013




El comité ejecutivo de la OICP en Budapest en 2010
 
Las Relaciones Públicas, los Eventos y el Protocolo
 
Son ponderables todas las iniciativas que hagan avanzar el protocolo como ciencia, corrigiendo la precipitación de algunos pasos anteriores que la experiencia ha revelado imprecisos. Siempre he dicho que, a mi entender, el planteamiento inicial de las carreras de comunicación, cuando éstas se incorporan a la Universidad en 1970, estaba bien trazado: un primer periodo de formación básica común, y un segundo de especialización específica. Como se sabe hoy son  cuatro las carreras totalmente separadas en este ámbito, al haberse sumado la de protocolo a las tradicionales de Periodismo, Relaciones Públicas y Publicidad, y Comunicación Audiovisual.

En su día expresé una mera opinión intelectual, en el sentido de que, a mi entender, la aparición de la carrera de Protocolo, separada de las Relaciones Públicas, debería haber aconsejado un periodo previo de publicaciones, trabajos científicos, estudios y aportaciones que armaran la nueva ciencia más allá de la mera casuística práctica. Y esta opinión me hizo aparecer a los ojos de algunos como enemigo de la nueva carrera, cosa incierta. Pero mi perplejidad fue mayor cuando observé que los centros que ofertaban a bombo y platillo el nuevo grado y todo los demás (pese a no disponerse de los especialistas con el nivel académico que requieren tales estudios) hasta el doctorado, digo que tales centros ofertaban como salidas profesionales no ya las propias del Protocolo, sino otras comunes propias del Periodismo, las Relaciones Públicas o la Publicidad, al tiempo que reclamaban para el grado de Protocolo en exclusiva todo empleo que en su enunciado llevara esta palabra.

Ya es sabido que, en este caso, siempre he defendido que la capacitación profesional no la otorga un papel (aunque tenga validez jurídica), sino el esfuerzo personal, y que son varias las vías para alcanzar aquélla, siendo sin duda una muy solvente, cursar un post grado (público o privado), luego de haber obtenido una licenciatura o un grado universitario previo en carrera específicamente relacionada o no.

Se nos decía que el Protocolo no era parte de las Relaciones Públicas ni tenía ya nada que ver con ellas, sino que junto con la Organización de Eventos y sus hijuelas era ya una carrera per se. Era un planteamiento respetable, pese a que a los que estudiaban el nuevo grado se les prometía que podrían acceder a tan variados empleos como “Relaciones públicas, directores de comunicación o gestores de cuentas de Publicidad”, entre otras.

Me entero ahora de que a finales de mayo en Madrid, por parte de una activa institución que lidera este proceso de transformación del Grado de Protocolo como camino exclusivo para considerarse profesional del protocolo, se va a celebrar un congreso que, según sus promotores, será “el primer encuentro que busca analizar la situación del sector de los eventos y su implicación en el ámbito de la Comunicación y las Relaciones Públicas y su posicionamiento actual y de futuro, a través del análisis de profesionales cualificados e investigadores de diferentes universidad con acreditada experiencia profesional”.

La lectura de este anunciado me produce cierta confusión, puesto que sitúa al sector de los eventos en el ámbito de la Comunicación y las Relaciones Públicas. Es decir, donde yo he creído siempre que ha estado, junto con el Protocolo. ¿O son cosas separadas?

Ni que decir tiene que deseo el mayor éxito científico a esta iniciativa que debe ser bienvenida como todas las que se producen, y de las que no todos informan por igual, debido a pequeñas miserias o batallas comerciales que se rigen por las leyes del mercado, no por las de la ciencia.

Es bueno, pues, que se avance en convertir al Protocolo en una ciencia solvente dentro del conjunto de la Comunicación, poniéndolo en relación con el Derecho, la Sociología, la Historia, la Ética y la Estética, entre otras muchas. Reitero pues mis votos por el éxito de esta convocatoria, pues el camino del estudio es sin duda el mejor para convertir al protocolo en la ciencia que a todos nos interesa.