domingo, 16 de septiembre de 2012

El costo de la campaña de imagen de la Casa Real



 
 
 
 


 
 
Hay varias preguntas que hacerse, como ciudadanos, luego el espectacular espectáculo sobre Letizia Ortiz Rocasolano, publicado el 14 de septiembre de 2012 (yo guardo ya algunos ejemplares) en los más importantes diarios nacionales, con excepcional unanimidad y despliegue. En este sentido, los periodistas sabemos lo que cuesta una plana, la rigurosa administración del espacio en prensa y la diferencia entre un “remitido” o un reportaje propio. Las fotos las mandó la Casa Real. ¿Era publicidad, quiero decir, propaganda pagada o ha sido una generosa aportación de la prensa a la recomposición de la imagen de la familia Capeto? Y si se pasó por taquilla, ¿cuánto ha costado el alarde? ¿Es el cuarenta cumpleaños de la consorte del heredero motivo suficiente para este despliegue?

No deja de ser una curiosa paradoja, que la recuperación de la imagen de institución reinstaurada en España; de la monarquía católica, según su propia advocación histórica (si bien la confluencia de la herencia dinástica es un pito que poco toca en esta historia, según el propio Juan Carlos, que como he dicho otras veces, considera antiguallas las leyes de familia, a las que se atuvo su padre y ahora nuevo Rey Juan III), digo según su propia advocación repose sobre una periodista divorciada, acatólica y republicana, según conocimiento popular, hasta que apareció en su vida el enamorado morador de la Zarzuela. Pero en las historias de ficción como ésta, tales cosas poco importan.

Y no obviamente porque las creencias, condición o vida anterior de Letizia tenga la menor importancia, sino porque justamente, la Iglesia que santifica las uniones sagradas de las familias reinantes y la propia ideología anterior de la citada sea tan dispar con lo que ahora encarna. Esa sí que es conversión y no la de San Pablo.

Y a mí me extraña que esta gente, y quienes con ellos colaboran, sigan pensando que los españoles somos idiotas. En un momento histórico y tan delicado como éste, cuando una parte esencial de España ha planteado la sección, lo realmente importante de lo que hay que ocuparse es el del nuevo peinado de la hija de Ortiz.

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