Esta ha sido la más rotunda conclusión de las II Jornadas de Comunicación Institucional e Imagen Pública de la Universidad de Vigo
Además, la Monarquía debe someterse a una severa reforma en sus relaciones con la sociedad española para poder seguir justificando su existencia
El
actual ordenamiento de Protocolo en España, el Real Decreto de Precedencias del
Estado, 2099/83, ha quedado totalmente obsoleto, no cabe su reforma, sino
sustitución por una Ley del Protocolo Oficial, de rango superior, que dé
respuesta a las necesidades y realidad de la sociedad española de nuestro
tiempo. Esta ha sido, en expresión del doctor Juan Raposo, de la Universidad de
A Coruña, la principal conclusión de las II Jornadas de Comunicación
Institucional e Imagen Pública de la Universidad de Vigo, dentro del XIII Curso
Complementario de Comunicación y Protocolo, celebrado en la Facultad de
Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad de Vigo, en el Campus
de Pontevedra, los días 17 y 18 de abril de 2013. Asistieron 300 alumnos del
sistema universitario de Galicia y Portugal, así como profesionales de ambos
países. El curso fue seguido en transmisión directa por la Televisión
Universitaria de Vigo por otros 200 alumnos en todo el mundo, principalmente en
Iberoamérica.
El
doctor Juan Raposo analizó el actual Real Decreto, subrayando sus
contradicciones, errores y carencias, para concluir que está desfasado con la
realidad del país, lo que obliga a los jefes de protocolo a improvisar de
manera aleatoria para ir resolviendo los problemas que plantea a diario la
realidad oficial. En este sentido, se aludió a la situación creada por la
crisis de imagen de la Casa Real, lo que ha obligado a ésta a ir parcheando las
situaciones que se le van planteando, y en la que parece no tener claro cómo
afrontar de maneras coherente y definitiva el desprestigio en que ha colocado a
la Corona el comportamiento de alguno de sus miembros. La Monarquía precisa un
cambio radical en sus relacione con la sociedad si quiere justificar su
permanencia al frente de la Jefatura del Estado.
Con
respecto a la total renovación de la suprema norma de Protocolo del Estado,
cabe señalar que, en el rango jerárquico de las normas, con carácter general,
se denomina Reglamento Independiente a aquel que regula una materia que no ha
sido tratada por una norma superior, una Ley. La supremacía de Ley se
manifiesta en dos aspectos: a) La reserva material, que comprende la serie de
materias que la Constitución exige que sean reguladas por una norma con rango
de ley. b) La reserva formal, que actúa al margen de previsiones
constitucionales concretas y significa que, cuando cualquier materia es regulada
por una Ley, ya no puede ser regulada por un Reglamento.
Todos
los expertos coinciden en que una cuestión tan importante como la visibilidad
de la Constitución, a través de los cargos públicos, debería estar regulada por
Ley, no por Reglamento, como ocurre en Portugal. Y en este sentido, el profesor
Rodríguez Ennes enseña: “La prioridad
jerárquica, leit motiv del protocolo, se ha erigido en un proceloso campo de
disputas. Con mayor o menor énfasis –pero sin excepción- desde los remotos
tiempos faraónicos, hasta la era de la moderna cibernética, las civilizaciones
se han preocupado de las delicadas materias protocolarias y ceremoniales. En
todo tiempo y lugar se fue arbitrando un compendio de normas para armonizar la
representación de los distintos estamentos sociales; de ahí que alguien
apuntase –con notorio acierto- que la ciencia y el arte del protocolo
constituyen una mezcla inseparable entre la tradición del pasado y la
complejidad del presente, marcado éste por el mayor sentido práctico y utilitario
que preside la vida moderna”.
Otras Conclusiones
El protocolo como expresión del
poder adquiere, a partir de las Cortes de Cádiz, los elementos definitorios de
su carácter diferenciador del rango de las personas y las instituciones. El
honor social se manifiesta a través del tratamiento y de la expresión de los
atributos de las instituciones del Estado, desde el Rey a las Cortes, cuya
filosofía llega a nuestros días.
La organización de eventos es un
trabajo de ingeniería pautada, que requiere partir del planteamiento global de
los objetivos de la acción propuesta, y la ejecución de una serie de fases
pautadas en las que deben ser aprovechados todos los elementos de que se
disponga y las sinergias que sean posibles generar.
La profesionalidad del protocolo
no depende del grado académico de que se disponga, sino del adecuado contraste
de experiencia y formación, reglada o no. A la profesión se puede y debe llagar
de muy diversas maneras.
La adecuación de la indumentaria
al acto o actividad social que se desarrolle es una constante en la sociedad
civilizada a lo largo de la historia. Ese principio es un valor permanente,
incluso en nuestro tiempo.
El lujo es necesario en cuanto se
corresponde con la creación de belleza y riqueza. A lo largo de la historia, lujo
y belleza han creado alguna de las más memorables obras de la Humanidad.
Galicia y Portugal, como puntas
de lanzas de la sociedad civil iberoamericana tienen ante sí la posibilidad de
desarrollar programas de colaboración en todos los campos, especialmente en el
de la Comunicación, donde la iniciativa privada debe mantenerse en vanguardia
de estos proyectos.
El Patrimonio Cultura que
salvaguarda la UNESCO es un valor permanente y en alza de la Humanidad. Todas
las manifestaciones antropológicas de los pueblos forman parte de dicho
patrimonio.
La galas de los premios
cinematográficos responden básicamente a
un mismo patrón, si bien, su presentación depende del con que estos
eventos cuenten en cada caso.
La anarquía que a veces reina en
la presidencia de mesas de Estado o similares, refleja el descuido con que, a
veces, incluso con intervención de la Casa Real, organizan determinados actos.
Ello plantea la necesidad de una severa revisión de los criterios a aplicar por
los responsables de protocolo.
Seguridad y previsión de
contingencias deben ser dos capítulos propios del esquema organizativo de todos
los actos.
La botadura de un barco es una
ceremonia que exige conciliar a determinados actores sobre un mismo escenario,
donde nada debe ser descuidado, al tiempo que debe adaptarse a los usos
tradicionales.
El “Vino de Oporto” es algo más
que un producto comercial, a su alrededor crece una cultura sin parangón. La
nueva política de comunicación del Instituto de Vinos del Duero y Oporto ha
iniciado una nueva etapa de promoción cultural alrededor de este vino.
Los técnicos de protocolo deben
conocer la problemática de la producción audiovisual ya la recíproca, en orden
a la adecuada combinación de los objetivos de ambas acciones.
No existe formalmente con el mismo
carácter reglado otro protocolo deportivo que el protocolo olímpico, pese a la
mayor sensibilidad hacia este aspecto de algunas disciplinas académicas.
No existe gran diferencia, en
cuanto a sus objetivos, en cuanto al ejercicio de un Dircom en el ámbito
privado o institucional.
El Consello Social debe figurar
representado de manera visible en los actos universitarios, mediante la
adecuada ubicación de su presidente. Por otro lado, el DUVI es una positiva
experiencia para la divulgación de los actos universitarios.
La marca España es un referente
de valor que engloba no solamente al país, como nación, sino a todo producto de
calidad, fabricado en España.
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